Existen diferentes tecnologías de pilas de combustible:
- Pilas alcalinas: utilizadas sobre todo en las misiones espaciales Apolo, su temperatura de funcionamiento está limitada a entre 65°C y 90°C. Se utilizan en la industria desde hace más de 100 años, y a gran escala. Puede alcanzar los 250°C bajo presión con un electrolito altamente concentrado. Su eficiencia es de alrededor del 50%.
- Células de membrana de intercambio de protones: estas células funcionan a bajas temperaturas (por debajo de los 100 °C) con un rendimiento de alrededor del 50%. Tienen la capacidad de ponerse en marcha rápidamente, a plena potencia, lo que permite suministrar energía a vehículos e instalaciones pequeñas o medianas. Las baterías PEMFC están disponibles en rangos de potencia que van desde unos pocos milivatios hasta varios cientos de kilovatios.
- Baterías de ácido fosfórico: la tecnología PAFC es una de las más avanzadas en términos de desarrollo y comercialización. Funciona entre 180°C y 210°C y puede alimentar instalaciones fijas de varios megavatios. La elevada producción de calor de la célula permite utilizarla para la cogeneración.
- Células de carbonato fundido: Sus temperaturas de funcionamiento son bastante elevadas, entre 600°C y 700°C. Se utilizan para hacer funcionar grandes instalaciones fijas de producción de energía (varias decenas de MW). Tienen un rendimiento bastante elevado que oscila entre el 60% y el 80% según la aplicación.
- Células de óxido sólido: Estas células funcionan a temperaturas muy altas, entre 800°C y 1000°C, lo que mejora considerablemente las reacciones cinéticas. Esto evita la necesidad de utilizar catalizadores de metales raros. Sin embargo, las células tardan más en ponerse en marcha y las altísimas temperaturas del sistema requieren un muy buen aislamiento y componentes muy resistentes a estas temperaturas. Se utilizan principalmente en la generación de energía estacionaria.